En una receta anterior os explicábamos los innumerables beneficios de la chía y cómo podíamos introducirla en un zumo natural.

Hoy hemos querido enseñaros cómo podemos introducirla como base de un desayuno saludable y nutritivo.

  1. ¿Cómo preparar la base?

En un tarro de cristal añadid:

  • 3 cucharadas soperas (no muy cargadas) de semillas de chía
  • 3 cucharadas soperas de avena
  • 1 taza de líquido, a poder ser, leche vegetal no endulzada. Podéis probar con leche de avena, de coco o de almendras. También podéis añadirle zumo, batidos o agua de coco.

Si os apetece agregarle algo de dulzor y que siga siendo saludable, podéis añadirle sirope de ágave, sirope de flor de coco, miel, extracto de vainilla, canela, cacao, etc. Vamos, lo que más os apetezca o tengáis a mano.

Desde que descubrimos el sirope de flor de coco, lo usamos como endulzante en todos nuestros desayunos. Lo compramos en los supermercados orgánicos del grupo Tribu Woki y es de la marca Natur Soy.

Una vez tenemos todo dentro del tarro, lo cerramos y agitamos bien.

La parte importante viene ahora: tenemos que dejarlo reposando en la nevera  toda la noche (de ahí viene su nombre anglosajón: “overnight chía pudding”).

Si no disponéis de ese tiempo, podéis dejarlo como mínimo media hora.

La idea de dejarlo reposar es que la semilla se expanda y resulte saciante cuando la ingiramos.

Tip: si vais justos de tiempo, podéis preparar varias raciones y dejarlo en la nevera (aguanta hasta 4 días).

  1. Ponedle imaginación

Ahora viene la mejor parte, añadirle los toppings a vuestro gusto. Si vais al gimasio ese día podéis introducir elementos con mayor contenido calórico como el plátano o las nueces.

Esta mañana hemos desayunado el bowl que os enseñamos a continuación, con puré de plátano, coco rallado y frambuesas. ¡Exquisito!